Gracias a la corriente de poniente que aleja a las medusas de la costa. Aunque este hecho nunca nos importó en exceso, porque tenemos una ducha de agua natural con alicatado romano que es la envidia de todo viviente. El caño del Muerto.
Gracias a Poseidón.
Gracias a los amigos visitantes que repiten un año tras otro su peregrinación hacia la caseta refrigerante y las hamacas parasoles. Sois la esencia de este oasis.
Y ya está, de momento…